Cuando hay cientos de robots de reparto compitiendo por el espacio de la acera, ya no serán tan "lindos". Los tecnócratas construyen porque pueden, no porque alguna vez hayan pensado en consecuencias imprevistas. ⁃ TN Editor
SArmar una acera con uno de los robots de entrega de DoorDash es como quedarse atrapado detrás de alguien que juega Pokémon Go en su teléfono inteligente. El robot se mueve un poco más lento de lo que quieres; cada pocos metros se detiene, girando hacia la izquierda o hacia la derecha, tal vez girando, luego girando nuevamente antes de continuar su camino.
Estas son las aceras del futuro, prometen los evangelistas tecnológicos. Los robots autónomos de entrega, que alguna vez fueron competencia exclusiva de las películas de ciencia ficción de 1980, están llegando a una ciudad cerca de usted, con promesas de costos laborales reducidos, mayor eficiencia y la reducción de automóviles.